Algunos villancicos de los Siglos de Oro - Introducción y recopilación por Juan Carlos Parra
ALGUNOS VILLANCICOS DE LOS SIGLOS DE ORO
Introducción y recopilación por Juan Carlos Parra (dr. por la Universidad Complutense de Madrid).
INTRODUCCIÓN
Un villancico es una canción popular breve con estribillo. Se trata de una composición musical (con su forma poética asociada) que nació en forma de canción profana y que obtuvo mucha popularidad cuando la gente comenzó a asociarla a la navidad. Poco a poco, los villancicos comenzaron a ser cantados en templos e iglesias.
Los primeros villancicos surgieron en el siglo XV a partir de la modificación de canciones populares más antiguas. El nombre proviene de las personas que solían cantar ese tipo de composiciones: los habitantes de las villas rurales (villanos).
Los villancicos se cantaban en fiestas populares, y las temáticas que trataban no siempre eran religiosas: se narraban situaciones amorosas o las noticias locales, y en algunos casos presentaban un contenido burlesco y satírico. En el siglo XVI, la Iglesia decidió promover la música en lengua vernácula durante las misas, con el objetivo de promover la evangelización.
De esta forma, los villancicos quedaron asociados a la religión, especialmente a festividades tales como la navidad. Las principales iglesias contaban con compositores y músicos que interpretaban las canciones en las misas o en las calles durante los períodos festivos.
La estructura de un villancico suele estar formada por las coplas y el estribillo, aunque el número de versos y la alternancia entre coplas y estribillo es muy variable.
En la actualidad, un villancico es una canción cuya letra está vinculada a la navidad y, por lo tanto, suele cantarse en el mes de diciembre. Sus orígenes, su estructura o las características musicales que lo representaban ya no se tienen en cuenta. La mayoría de los cantantes populares, tanto los solistas como las bandas, suelen lanzar al menos un album con temática navideña a lo largo de su carrera, lo cual suele ser percibido como una medida desesperada de recuperar la popularidad.
Resulta interesante señalar que no todas las culturas dan el mismo espacio a los villancicos: existe una clara distinción entre quienes los cantan, dejando a un lado sus inhibiciones, y quienes se limitan a escucharlos. En Estados Unidos, por ejemplo, la navidad goza de gran importancia, y sus villancicos son populares a nivel mundial, gracias a memorables interpretaciones por parte de los grandes nombres de la música.
La cultura norteamericana es en gran parte responsable de la popularidad y de la vigencia de los villancicos en los últimos tiempos: independientemente de las diferencias idiomáticas, canciones como «O Holy Night» y «O Come, All Ye Faithful» son entonadas por personas de todo el mundo en los meses próximos a la navidad. Lo más curioso es que ninguno de dichos villancicos es de origen estadounidense; sin embargo, voces como las de Barbra Streisand, Frank Sinatra y, mucho más recientemente, Mariah Carey, hicieron de estos y más temas joyas indiscutidas de la música.
Algunos cantantes líricos, generalmente asociados a la música operística y de cámara, también se aventuran a grabar discos navideños, aunque en este contexto se suele hablar de música sagrada. Incluyendo los villancicos antes mencionados y piezas tales como las versiones más conocidas del «Ave María«, entre las que destacan la de Gounod y la de Schubert, acercan esta música a los sectores más diversos.
En este pequeño opúsculo os dejo tres villancicos de los Siglos de Oro: uno de 1677 (siglo XVII), por lo tanto del Barroco, otro de Lope de Vega, igualmente pieza del siglo XVII y, por último, una graciosa composición de nuestra monja más especial y universal, estoy, naturalmente, hablando de Santa Teresa, la Monja Andariega, como fue definida por el nuncio de su santidad Monseñor Sega... En fin, espero que los disfrutéis y que sepáis disculpar a este humilde escribano que os lleva la luz y el amor de nuestras letras a vuestros corazones...
Juan Carlos Parra
Airecillos de Belén
Airecillos de Belén,
¡quedito soplad,
pasito corred.
Que llorando suspenso, elevado,
y dormido se ha quedado,
aunque suspira el Niño tal vez:
quedito soplad,
pasito corred,
no, no me lo despertéis.
(De Villancicos, Córdoba, 1677)
A los Reyes Magos
Reyes que venís por ellas,
no busquéis estrellas ya;
porque donde el sol está,
no tienen luz las estrellas.
Reyes que venís de Oriente
al oriente del sol sólo,
que más hermoso que Apolo
sale del alba naciente;
mirando sus luces bellas
no sigáis la vuestra ya,
porque donde el sol está,
no tienen luz las estrellas.
(Lope de Vega y Carpio)
Pues que la estrella
Pues que la estrella
es ya llegada
vaya con los reyes
la mi manada.
Vayamos todos juntos
a ver al Mesías,
que vemos cumplidas
ya las profecías;
pues en nuestros días
es ya llegada,
vaya con los reyes
la mi manada,
Llevémosle dones
de grande valor,
vienen los reyes
con tan gran fervor.
Alégrese hoy
nuestra gran zagala,
vaya con los reyes
la mi manada.
No cures, Llorente,
de buscar razón,
para ver que es Dios
aqueste garzón;
dale el corazón
y yo esté empeñada
vaya con los reyes
la mi manada.
Santa Teresa de Jesús
Y ya saben, quiméricos lectores, ¡Felices Pascuas de Navidad y de Reyes! por los siglos de los siglos, amén.
Apius Claudius Caecus...
FIN
Compartir en redes sociales
Esta página ha sido visitada 117 veces.